martes, 7 de mayo de 2013




01.
Todo pensamiento consciente repetido durante una temporada, se convierte en un programa. Por tanto, ¿qué ocurre cuando has pensado conscientemente durante una serie de años soy un fracasado? Sin pretenderlo siquiera, te has implantado un programa automático que conseguirá arruinarte sin el menor esfuerzo. Cuando eres consciente de ello, es el momento. Pero ser positivo un día a la semana no resulta. Fortalecer la mente se parece un poco a la gimnasia corporal. Disciplina tu mente durante todos los días de tu vida y verás cambiosque no podrías imaginar.

Nuestra mente subconsciente es una recopilación de todo lo que pensamos. Y los pensamientos más corrientes crean los comportamientos subconscientes más arraigados.
Para comprender mejor cómo funciona el pensamiento positivo necesitamos una imagen de nuestro subconsciente. Imagina tu cerebro como si fuese una nuez grande dividida en dos mitades, la superior y la inferior. La mitad superior es la mente consciente, la que contiene tus pensamientos instantáneos. La mitad inferior es el subconsciente. En él residen los diversos programas innatos que necesitas para vivir, como la respiración y la digestión, así como otros programas que has creado tú, como caminar y hablar.
 
Imagina ahora que estás aprendiendo a conducir. Cada vez que te acercas a un cruce pones en marcha un pensamiento consciente de la parte alta de tu cerebro: Levanta el pie derecho, desplázalo unos doce centímetros a la izquierda, pisa el pedal de manera suave y progresiva. Durante varios meses tendrás ese pensamiento consciente hasta que se haya implantado el programa automático, con el que frenas sin detenerte a pensar en los movimientos necesarios. Ese programa de frenado quedó establecido en la mitad inferior de tu cerebro, el subconsciente. Tienes ahora un nuevo programa subconsciente.
 
PENSAMIENTOS POSITIVOS (*)
 
Esto explica cómo el automovilista avezado, cuando llega a casa después de conducir durante cinco horas, ni siquiera recuerda lo que ha hecho. El subconsciente hizo todo el trabajo. Todo pensamiento consciente repetido durante una temporada, se convierte en un programa. Por tanto, ¿qué ocurre cuando has pensado conscientemente durante una serie de años soy un fracasado? Sin pretenderlo siquiera, te has implantado un programa automático. Conseguirás arruinarte sin el menor esfuerzo.
 
¿Cómo encaja esto con el pensamiento positivo? Muy fácil. Tenemos unos 50.000 pensamientos al día. De éstos, para la mayoría de nosotros casi todos son negativos: Estoy gordo. Estoy perdiendo memoria. No tengo dinero para pagar mis facturas. Nada de lo que intento me sale bien.
 
Siendo así que casi todos nuestros pensamientos tienen signo negativo, ¿qué clase de comportamiento subconsciente va a establecerse? Un comportamiento predominantemente negativo. De esta manera saboteamos nuestra vida y nuestra salud, sin darnos apenas cuenta de que lo hacemos. Por eso muchos se preguntan cómo han llegado a encontrarse mal, cuando son ellos mismos quienes han creado las pautas automáticas con sus pensamientos reiterados. Lo mismo que nos programamos para conducir un coche sin pensarlo, también lo hacemos para llegar con retraso a todas partes. Luego echamos la culpa a la Providencia.
 
Pero ahora viene la buena noticia..Una vez que has entendido cómo funcionan los esquemas subconscientes, te das cuenta de que nadie tiene por qué ser un perdedor. Tu porvenir depende de tus pensamientos conscientes. Conforme te pones a disciplinar tu mente, los nuevos pensamientos conscientes crean nuevos programas subconscientes. Del mismo modo que implantas una pauta subconsciente para conducir sin esfuerzo un coche, también es posible desarrollar una pauta subconsciente que te encamine al triunfo. Pero se necesita pensar de manera disciplinada... y dedicar algún tiempo a ello.
 
Veamos lo que ocurre con Federico, que se ha apuntado a un cursillo de motivación y está a favor del pensamiento positivo. ¡Voy a imprimir un nuevo rumbo a mi vida!- dice.
 
Antes del desayuno se sienta a escribir unos cuantos objetivos para la jornada: Conseguir un aumento, comprar un Rolls Roce, pujar por el Taj Mahal... El resto de la semana lo pasa en su espiral negativa de costumbre. El viernes por la noche anuncia: Me parece que eso del pensamiento positivo no resulta.
 
A lo mejor ha pasado de 48.000 pensamientos negativos diarios a 47.500... y le extraña que aún no le haya tocado el gordo de la lotería, ni se haya curado su artritis, ni haya dejado de pelearse con su mujer.
 
Ser positivo un día a la semana no resulta. Fortalecer la mente se parece un poco a fortalecer el cuerpo. Si haces veinte flexiones y corres a contemplarte en el espejo no verás ninguna diferencia. De manera similar, poca diferencia notaremos después de pensar positivamente por 24 horas. Pero disciplina tu mente durante varios días y verás cambios como no los conocen los asiduos de los gimnasios.
 
Limpiar nuestro pensamiento es tarea ardua, hercúlea. Sobre todo, porque sucede a menudo que estamos siendo negativos y no nos damos cuenta. Si deseas chequear tu pensamiento, chequea tu vida. Tu prosperidad, tu felicidad, la calidad de tus relaciones e incluso tu salud reflejan tus pensamientos conscientes más habituales. En dos palabras:Pienso así porque mi vida es un desastre -dice FedericoAl contrario, Federico. Tu vida es un desastre porque piensas de esa manera.LAS COSAS SON DEL COLOR DEL CRISTAL CON QUÉ SE MIRAN (**)
Lo que hemos visto es un claro ejemplo de que el pensamiento positivo parte del supuesto de que lo que determina cómo nos sentimos respecto a los sucesos que ocurren en nuestras vidas no son los propios sucesos, sino el significado que les damos en función de nuestras creencias, expectativas, valores y todo el bagaje de experiencias que hemos vivido anteriormente.
Bajo ese prisma, podemos entender que hechos idénticos puedan suscitar reacciones emocionales diferentes en distintas personas. Para ilustrar esto nos viene bien aquella vieja historia de dos vendedores de zapatos a quienes sus respectivas empresas enviaron a África para vender sus productos. Tan pronto como desembarcaron, el primer vendedor vio que todo el mundo iba descalzo y mandó un telegrama a su jefe: Vuelvo en el primer barco. Aquí nadie utiliza zapatos. Una semana más tarde llegó un segundo vendedor, el cual se encontró con la misma situación: sólo se veía gente descalza por las calles. Pero éste envió el siguiente telegrama a su empresa: Me quedo aquí. Perspectivas fabulosas. No tenemos competencia.
Todos hemos oído alguna vez aquello de ver la botella medio vacía o medio llena. Siempre podemos enfocar nuestra mente en el lado bueno de la situación en lugar de centrarnos exclusivamente en la parte negativa. Incluso las situaciones más desafortunadas pueden tener su lado positivo. Así, mientras que por ejemplo para algunos un serio contratiempo laboral, familiar o personal puede representar la confirmación de que todo me sale mal, soy un/a perdedor/a, mi vida está arruinada, etc. para otros puede suponer una oportunidad de aprendizaje y de cambio si eligen el enfoque positivo.
En otras palabras, pues, podemos decir que la realidad externa -lo que nos ocurre en la vida- no es determinante de nuestro estado de ánimo y de nuestras emociones ya que, antes, pasa por el filtro mental de nuestra evaluación e interpretación. Lo que ocurre es que, a menudo, este proceso se da de forma automática y tan rápida -puede ser en unas fracciones de segundo- que no nos damos cuenta de que estemos aplicando este filtro interpretativo y creemos, erróneamente, que la realidad es tal como la vemos y la sentimos sin que nosotros podamos hacer nada al respecto. Es decir, si algo me pone triste automáticamente creo que es triste, si algo me preocupa pienso que es preocupante, si algo o alguien me enfurece pienso que es inevitable que me sienta así.
Pues bien, la buena noticia es que podemos aprender a cambiar nuestra forma habitual de interpretar la realidad, aquellas actitudes que nos bloquean, nos hacen sentir mal y nos alejan de aquello que queremos y necesitamos por otra forma más positiva, más favorable a nuestro bienestar y a nuestro crecimiento personal: analizando cómo distorsionamos o deformamos la realidad y aplicándoles, a continuación, estrategias de pensamiento positivo.
Formas más comunes de Distorsionar la Realidad
Existen unos mecanismos mentales, unos hábitos de pensar y de sentir, que nos conducen involuntariamente a una interpretación deformada de la realidad, y que nos conviene analizar. He aquí los más usuales:
- Pensamiento del tipo todo o nada. Equivale a ver la realidad en blanco y negro. Una cosa es correcta o incorrecta, buena o mala, positiva o negativa. No se admiten matices intermedios. Supone rigidez mental. La persona que utiliza con frecuencia este tipo de distorsión, tiende a pasar de la euforia al desánimo con mucha facilidad.
- Sobregeneralización: Cuando a partir de un acontecimiento puntual negativo, generalizamos excesivamente. Es decir, exageramos las conclusiones más allá de lo razonable. Es frecuente en este caso el uso de expresiones tales comotodo, nunca, siempre, etc. Por ejemplo, se me estropea el coche y me digo: Todo me sale mal; un amigo me defrauda, y pienso: No se puede confiar en nadie.
- Filtro mental: Cuando escogemos un único detalle negativo de una situación determinada y centramos ahí toda nuestra atención, de manera que la perspectiva general se oscurece. Por ejemplo, recibo elogios de mis compañeros de trabajo por la presentación de un proyecto nuevo pero uno de ellos manifiesta una ligera crítica. Durante unos días me obsesiono con su reacción, olvidando todo lo positivo que me han dicho los demás.
- Descartar lo positivo: Cuando rechazamos las experiencias positivas de alguna cosa insistiendo en que no cuentan. Por ejemplo, realizo un buen trabajo en algo pero me autodesvalorizo diciéndome que cualquiera podría haberlo hecho.
- Precipitarse en las conclusiones o/y hacer predicciones negativas: Cuando interpretamos las cosas de forma negativa sin que haya suficientes hechos que avalen nuestra conclusión. O bien nos anticipamos al futuro pensando que algo va a salir mal. Por ejemplo, me encuentro con mi amigo Pedro, lo veo muy serio y, sin tener más datos, concluyo que está ofendido conmigo por algo. O tengo que ir a una entrevista de trabajo y antes de salir de casa ya estoy convencido de que saldrá mal.
- Lectura del pensamiento. Cuando asumo lo que determinadas personas están pensando o sintiendo, con poca o ninguna evidencia. Por ejemplo, me digo: Sé exactamente por qué Patricia me contestó ayer de aquella manera, sin más evidencia que mi intuición. O pienso que no hace falta pedirle directamente a mi pareja lo que necesito, en un momento dado, porqué él/ella ya lo sabe o si me quisiera realmente, ya lo sabría.
- Magnificación-Minimización: Cuando exageramos la importancia de un problema, de nuestros defectos o puntos débiles, etc. o bien minimizamos la importancia de nuestras aptitudes y de las cosas buenas que hemos conseguido.
- Razonamiento emocional: Cuando utilizamos nuestras emociones como evidencia objetiva de algo o para validar una creencia o pensamiento, sin tener en cuenta otros aspectos de la situación. Por ejemplo, me siento inferior en algo y concluyo que lo soy realmente. O siento pánico de viajar en avión y concluyo que es muy peligroso.
- Pensamientos debería/debo/tengo que... etc.: Cuando nos decimos a nosotros mismos que las cosas deberían o deben ser como nosotros queremos o esperamos que sean. Eso nos lleva fácilmente a sentimientos de culpa y frustración. Por ejemplo: No tendría que haber cometido este error, las cosas tendrían que ser más sencillas, Fulano debería ser de tal o cual manera. Es conveniente sustituir los debería... por me gustaría que... estaría muy bien que... etc. Por lo que se refiere a obligaciones personales que nos imponemos, en algunos casos nos podríamos plantear si queremos realmente hacerlo o no, y asumir las consecuencias de nuestra decisión, en lugar de machacarnos con los debería/tengo que...
- Etiquetaje: Cuando hacemos alguna cosa de la que no nos sentimos orgullosos, cometemos alguna equivocación... y en lugar de centrarnos en lo que hemos hecho, nos cuestionamos toda nuestra persona. O cuando alguien hace alguna cosa que nos molesta y, en lugar de referirnos a la conducta concreta que desaprobamos, generalizamos a toda su persona poniéndole una etiqueta. Por ejemplo, cometo un error en mi trabajo y me digo: Soy tonto, en lugar de: Me he equivocado en tal o cual cosa. O alguien hace algo que me molesta y le digo: Eres un estúpido en lugar de: Me ha dolido que hicieras...
- Personalización: Cuando asumimos toda la responsabilidad por un hecho que no está o estaba totalmente bajo nuestro control. Por ejemplo, mi pareja se separa de mí y automáticamente pienso que toda la culpa ha sido mía. O mi hijo me trae malas notas de la escuela y, en seguida, pienso que no le sé educar bien.
- Indefensión-Victimismo: Cuando nos sentimos víctimas indefensas en lugar de aceptar nuestra parte de responsabilidad en los hechos, o de hacer alguna cosa para mejorar la situación. Es el caso opuesto a la personalización. Por ejemplo, si me quejo constantemente de lo mal que me van las cosas pero no hago nada para cambiar mi suerte.
Estrategias de Pensamiento Positivo
Para adquirir el hábito de pensar de forma más positiva, podemos seguir los siguientes pasos:
1 - Tomar el hábito de anotar aquellas situaciones de la vida cotidiana que nos hacen sentir mal, formulándonos las siguientes preguntas: a) ¿Cuál es la situación concreta que me ha hecho sentir mal?, b) ¿Cómo me he sentido/ me siento?.
Ejemplo: Ayer fue mi cumpleaños y mi hermana no me felicitó. Me he sentido triste, con ganas de llorar.
2 - Plantearnos: ¿Qué conclusiones he sacado de esta situación?, ¿qué he pensado cuando me ha ocurrido esto, qué imágenes, recuerdos, etc. se han cruzado por mi cabeza?. Si no puedo responder a esto, también puedo preguntarme:¿Qué intuyo que puedo haber pensado de esto que me haya hecho sentir mal, aunque no esté del todo segura/o? o si le hubiera ocurrido lo mismo a otra persona, ¿qué podría haber pensado él/ella? Al principio puede no ser fácil responder a esto, pero es una cuestión de práctica. A medida que nos vayamos esforzando por contestar a esas preguntas, las respuestas irán saliendo cada vez de forma más fluida.
Siguiendo el ejemplo anterior, podría ser: Pienso que mi hermana no me quiere y que nadie me tiene en cuenta.
3 - Preguntarnos: ¿Qué mecanismos mentales o formas de pensamiento distorsionado he aplicado?, ¿de qué forma he deformado, exagerado o minimizado la realidad para llegar a dichas conclusiones?, ¿qué evidencias -hechos objetivos- tengo de que las cosas son tal como yo las interpreto y no de otra forma?, ¿Qué no he tenido en cuenta?
Siguiendo con el ejemplo podría anotar que he aplicado el pensamiento del tipo todo o nada (si mi hermana no me felicita por mi cumpleaños es que no me quiere); he exagerado mis conclusiones sobregeneralizando (si mi hermana no me quiere, nadie me quiere) olvidando, tal vez, las muestras de cariño de otras personas; he recurrido al victimismo(nadie me tiene en cuenta) culpando a los demás de mis sentimientos de soledad en lugar de ver qué papel juego yo en todo esto (tal vez, salgo poco, me muestro demasiado retraída/o o susceptible, etc.)
4 - Preguntarnos: ¿De qué otra forma más positiva podría enfocar la situación?, ¿podría hacer algo, por pequeño o insignificante que sea, para mejorar la situación o que me hiciera sentir mejor?, ¿qué le aconsejaría a una amiga/o mía en una situación similar?.
Por ejemplo, podría llamar a mi hermana y decirle que me siento dolida/o por lo ocurrido y que me gustaría que estuviéramos más cercana/os. O tal vez se trate simplemente de darme cuenta de que es un poco olvidadiza y decidir que la cosa no tiene mayor trascendencia y que no vale la pena que me amargue el día por ello, y focalizar mi atención en las otras personas que sí se han acordado de mí y me quieren. O si me siento sola/o, considerar la posibilidad de acercarme yo también más a la gente, de abrirme más a los demás, de buscar maneras para hacer nuevos amigos, etc. En cualquier caso, eso son sólo ejemplos orientativos: cada uno debe hallar, en su propio estilo, aquellas respuestas o alternativas que mejor le funcionen, que le resulten más creíbles y que mejor calcen con sus necesidades, abriendo eso sí la mente al mayor número de opciones posible.
5 - Ante situaciones difíciles, evitar preguntas victimistas o debilitantes del estilo de: ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? o ¿qué voy a hacer ahora? o afirmaciones del tipo esto es insoportable. En su lugar, plantearnos preguntas que nos den sentimientos de fuerza y esperanza, o que nos indiquen alguna opción alternativa: ¿Qué puedo hacer para resolver esto?, ¿qué opciones tengo que todavía no he probado?, ¿qué datos de la realidad podrían contradecir mis conclusiones más pesimistas?, ¿qué tiene de bueno esta situación?, ¿qué podría aprender de ella?, etc.

No hay comentarios:

Publicar un comentario